lunes, 18 de abril de 2011

Diaguitas

Zona geográfica donde habitaban
Ubicación de los diaguitas
Los Diaguitas habitaban los cerros y valles del noroeste de Argentina, en las provincias de Jujuy, Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, norte de San Juan, noroeste de Córdoba y el Norte Chico de Chile.

Vestimenta
Tanto los hombres como las mujeres Diaguitas vestían una camisa larga hasta los tobillos, sin mangas, hecha generalmente de algodón o lana tejida de llama. Sobre ella llevaban un poncho y sobre la cabeza un gorro. 
Vestimenta de la mujer
Calzaban sandalias u ojotas de cuero. Utilizaban collares y adornos de piedra de malaquita y conchas, se adornaban con binchas y plumas y se pintaban el rostro. Usaban el pelo largo y recogido.

Vestimenta del hombre
Desarrollo tecnológico
En estos valles, los Diaguitas realizaron un buen desarrollo de la agricultura con una variada producción de maíz, frijoles, algodón, papa, quínoa y buen desarrollo de tecnología para irrigar; mediante acequias y canales artificiales. Gracias a estos eran posibles los cultivos
El agua la obtenían de los ríos (en primavera) y de la lluvia (en invierno).

Arquitectura
En las ciudades, los Diaguitas construyeron edificios particulares y públicos (militares, religiosos, almacenes, corrales, etc.). 
Pucarás creados por Diaguitas
El jefe de la tribu repartía las tierras y organizaba la construcción y el cuidado de las terrazas de cultivo en las laderas de las montañas. Se trabajaba la tierra en común y se guardaba parte de la cosecha en los depósitos comunales, construidos por ellos. Con el taco u algarrobo criollo, los diaguitas cubrían varias de sus necesidades básicas. Usaban la madera como leña o para la fabricación de bienes, de la corteza y de la raíz obtenían tinta para teñir lanas y telas, y de sus frutos hacían harina para cocinar un pan llamado patay
Aún se conservan restos de sus ingeniosas construcciones llamadas por los quechuas púkara (o pucará), las cuales eran fortalezas o murallas para defenderse en tiempos de guerra.

Escritura
El idioma del pueblo diaguita era el kakán. Se hablaba en los Valles Calchaquíes de Salta y Tucumán, toda Catamarca, gran parte de La Rioja, parte oeste de Santiago del Estero (la sierra y el río Dulce) y norte de San Juan (río Bermejo, Valle de Jáchal y Valle Fértil) y, en mucha menor medida, en el extremo noroeste de Córdoba.

Producción literaria
Los Diaguitas se caracterizaban por la escritura de leyendas. Algunas de las más destacadas fueron las siguientes:
  • Chaya y Pujillay
Cuenta la leyenda que Chaya era una muy bella jovencita india, que se enamoró perdidamente del Príncipe de la tribu: Pujllay, un joven alegre, pícaro y mujeriego que ignoró los requerimientos amorosos de la hermosa indiecita. Fue así como aquella, al no ser debidamente correspondida, se internó en las montañas a llorar sus penas y desventuras amorosas. Fue tan alto a llorar que se convirtió en nube. Desde entonces, sólo retorna anualmente, hacia el mediado del verano, del brazo de la Diosa Luna Quilla, en forma de rocio o fina lluvia.
En tanto Pujllay, sabiendose culpable de la desaparición de la joven india, sintió remordimiento y procedio a buscarla por toda la montaña infructuosamente. Tiempo despues, enterado el joven del regreso de la joven a la tribu con la luna de febrero, volvió él tambien al lugar para continuar la búsqueda pero fue inútil. Allí, la gente que festejaba la anhelada cosecha, lo recibía con muecas de alegría; él por su parte, entre la alegría de los miembros de la tribu, prosiguió la búsqueda con profunda desesperación, aunque el resultado fue totalmente negativo. Por ello, derrotado, terminó ahogado en dicha su soledad, hasta que luego, ya muy ebrio, lo sorprendio la muerte. Punto final de un acontecer que se repite todos los años, a mediados de febrero.
La tradición popular rescató a estos personajes y en sus vocablos se demuestra el sentido de esta fiesta de la cosecha: Ch'aya (en quichua: "Agua de Rocío") es símbolo de la ansiada espera de la nube y de la búsqueda ancestral del agua para los cultivos, mientras que Pujllay, significa: "jugar, alegrarse".
  • Los Pétalos de la Rodocrosia
Tras largos días y noches de andar, el Chasqui alcanzó el último tramo del camino que conducía a la morada del Rey Inca. Llevaba una singular ofrenda destinada al gobernante: tres gotas de sangre petrificadas, el precioso hallazgo fue recibido con mucha emotividad. 
En el Lago Titicaca, en tiempos pasados, se había construido el templo de las Acllas: las vírgenes sacerdotisas del Inti. En ese sitio se encontraban anualmente el sol y la luna para fecundar los sembrados y asistir a la sagrada elección de quien heredaría la responsabilidad de perpetuar la sangre inca. Un día el invencible guerrero Tupac Canqui se atrevió a ingresar al sagrado templo, desafiando la tradición incaica. Desde el momento en que descubrió a la bella Ñusta Aclla, nació su amor por ella. La sacerdotisa lo correspondió, consciente de ignorar las restricciones del Tawantinsuyo para las elegidas. Juntos, escaparon hacia el sur, buscando proteger el vientre de la Aclla lleno de vida. El poder imperial bramó y destinó infortunados grupos armados a castigar a los culpables de la transgresión. Tupac Canquí y la Ñusta Aclla se instalaron cerca del salar de Pipando, donde tuvieron muchos hijos descendientes de los Aymarás, que fundaron el pueblo Diaguita. 
Sin embargo, jamás lograron deshacerse del hechizo de los Shamanes incas. Ella falleció y su cuerpo fue sepultado en la alta cumbre de la montaña, él murió poco tiempo después, ahogado en su triste soledad. Una tarde, el Chasqui Andalgalá descubrió la tumba de la Ñusta Aclla impresionado por ver cómo florecía, en pétalos de sangre, la piedra que la cubría. Rápidamente salió del estupor y arrancó una de las rosas para ofrendar al Rey Inca. El jefe del imperio, aceptando con emoción la Flor de la Rodocrosita, perdonó a aquellos antiguos amantes furtivos. En adelante, las princesas de Tiahuanaco lucieron con orgullo trozos de la piedra rosa del inca, símbolo de paz, perdón y amor profundo.

Guaraníes

Zona donde habitaban
Ubicación de los guaraníes
Los guaraníes son un pueblo indígena de América del Sur que viven en el noreste de Argentina, en las provincias de Corrientes, Misiones, Entre Ríos y parte de Chaco y Formosa. También se encuentran en el sur y suroeste de Brasil.
Aún así, la mayor parte se ubica en la cuenca del río Paraguay, donde constituyen el 65% de la población y su lengua es la más empleada.

Vestimenta
Pintura en hombres
Los hombres prácticamente no usaban ropa, en cambio las mujeres usaban una especie de tapa triangular de plumas o algodón tejido por ellas mismas. 
Luego de la llegada de los misioneros los hombres comenzaron a utilizar un chiripá y una especie de taparrabos, confeccionadas con hojas del maíz y fibra de algodón. Las mujeres comenzaron a utilizar el typoi que era una túnica de algodón sin mangas, hasta los tobillos. Para los días fríos se utilizaba el killapy'; una especie de manto hecho con pieles.
Vestimenta
Tanto los hombres, como las mujeres utilizaban adornos, tatuajes con pinturas fabricadas con la mezcla de especies vegetales, complementado con plumas de aves, amuletos colgando en el cuello, collares confeccionados con huesos de animales y semillas. Era también muy habitual pintarse el cuerpo con rayas y puntos de colores según la ocasión.
Se adornaban los jefes con pectorales de bronce o plata, capas de plumas de colores, tocados y brazalestes de plumas en sus ceremonias.
Los varones a partir de la pubertad llevaban una especie de clavo (de madera, hueso o piedra) ensartados debajo del labio inferior y las mujeres en las orejas.

Arco y red para la pesca
Desarrollo tecnológico
Confeccionaban sus propios utensillos para cocinar, comer y tomar agua en arcilla; eran excelentes alfareros. 
En cerámica fabricaban hornos, pipas para fumar tabaco, etc. Usaban la corteza de los árboles para fabricar recipientes de diferentes formas. Estos recipientes se usaban para transportar las cosechas desde el campo y para guardar adornos o ropa. Confeccionaban con madera sus cucharas, morteros para moler el maíz para formar harina, bancos para sentarse y platos. 
Se dedicaban a la caza, la pesca, la recolección de plantas comestibles y a la agricultura. Sus armas eran el mazo, el arco y las flechas y dormían en hamacas tejidas en sencillos telares verticales. Realizaban cerámicas lisas y otras decoradas de negro y rojo con motivos geométricos.

Arquitectura
Construyeron grandes casas comunitarias, llamadas oga, hechas con troncos y hojas de árboles. En ella habitaban varias familias relacionadas y albergaba de cincuenta a doscientas personas. Las aldeas se formaban con cuatro y hasta ocho casas, y se rodeaban con empalizadas. Sus muebles consistían en banquitos de madera, hamacas y catres para dormir.
Vivienda de los guaraníes
Los primeros cronistas españoles, admiraron y elogiaron las magnificas ubicaciones de las ciudades guaraníticas, y tanto es así que los propios conquistadores las tomaron como asiento para sus fundaciones, adoptando la práctica de la empalizada para su defensa.
En las regiones guaraníes del norte, las casas eran más pequeñas, cilíndricas y con paredes de barro y paja.

Escritura
El pueblo guaraní no poseía escritura antes de la conquista de América en el siglo XV, pero contenía en su expresión oral una estructura gramatical propia. 
Después de la conquista y la alfabetización jesuítica en la región de las misiones guaraníticas, en las comunidades, se graficó la lengua guaraní con la estructura gramatical insipiente en la sociedad hispana. Estos jesuitas fueron los primeros en escribir textos en guaraní, usando el alfabeto latino.

Producción literaria
Los textos guaraníes fueron ignorados hasta 1914, fecha en que Kurt Nimuendaju Unkel, un antropólogo alemán, publicó un corpus recogido entre los Apapokúva-Guaraní, de la frontera brasileño- paraguaya bajo el título de "Die Sagen von der Erschaffung und Vernichtung der Welt als Grundlagen der Religion der Apapokúva-Guaraní", que significa "Leyenda de la creación y la destrucción del mundo como fundamento de la religión de los Apapokúva-guaraní".
En Paraguay, los textos Apapokúva fueron conocidos recién en 1944, cuando Juan Francisco Recalde publicó en San Pablo la traducción al español y al guaraní paraguayo bajo el título traducido de Leyenda de la creación y juicio final del mundo como fundamento de la religión de los Apapokúva-Guaraní.
La recolección de los textos Apapokúva ha sido posible gracias a la integración de Kurt Unkel a ese grupo guaraní, que le adoptó en 1906 como miembro. Aparte del valor literario intrínseco, los textos recogidos por Nimuendaju, tienen el gran mérito de haber revelado la existencia de una rica producción literaria guaraní, hasta ahora desconocida. También aclara algunos conceptos religiosos (por ejemplo, sobre la existencia de un Dios creador y sobre la cosmogonía que pretende dar respuesta al origen del universo y la humanidad), que relacionó los datos dispersos recogidos por los primeros cronistas.
En el año 50, el antropólogo paraguayo León Cadogan, realiza una compilación titulada Ayvu Rapyta, es decir, El Fundamento del lenguaje humano. Es considerado el texto mítico más importante de los indígenas guaraníes, donde se relata la creación de las llamas y la neblina, el amor al prójimo, la creación de los cuatro Padres de la Palabra y de sus esposas.
Otra labor de León Cadogan fue el corpus Ywyrá Ñe'ery, que significa, Del árbol fluye la palabra. Estos dos corpus son los más estructurados que existen en la literatura guaraní.
 Los textos guaraníes más importantes, en cuanto a su calidad como cantidad, son los de Mybá, llamados Jeguakáva Tenondé Porangue'i, es decir, "Los últimos primeros adornados". Relata sobre un grupo, que habiendo rechazado el contacto con la cultura occidental, pudo conservar sus tradiciones mítico-religiosas frente a las influencias cristianas.
Los poetas de este grupo cultivaron una poesía que adoptó las formas clásicas de la lírica española como el Romance.

Mayas

Zona geográfica donde habitaban
Ubicación de los Mayas
Se ubicaron en tres grandes zonas: 
La Zona Norte: Incluye los actuales estados de Yucatán y la mayor parte de Campeche y Quintana Roo. 
La Zona Central: Se extiende desde el río Usumacinta o Grijalba (en el actual estado de Tabasco), hasta la parte oriental de Honduras, incluyendo el Petén Guatemalteco, Belice y el sector norte de Chiapas. 
La Zona Sur: Comprende las tierras altas y la faja costera del océano Pacífico, con el sector sur de Chiapas, Guatemala y El Salvador. 

Vestimenta
Debido a que gran parte de la población estaba dedicada a las jornadas agrícolas, su ropa se adecuaba a las condiciones.
Vestimenta de hombres nobles
La mayoría de la gente vestía sencillamente. Las mujeres llevaban una falda que les llegaba hasta los pies y un manto. Este consistía en un paño cuadrado que cubría su busto y se anudaba a la espalda. Los hombres vestían una especie de taparrabo que consistía en una faja que se enrollaba alrededor de una falda corta de cuero llamado maxtat. Tanto hombres como mujeres calzaban sandalias.
Vestimenta de mujeres
La clase dirigente utilizaba lujosos atuendos bordados con plumas y gemas, calzaban sandalias de cuero y lucían grandes tocados de plumas, collares, pectorales y cinturones con incrustaciones de nácar y piedras grabadas. Otras prendas comunes entre los nobles fueron las faldas, capas cortas o largas, chaquetas, adornos de conchas, caracoles y diseños geométricos. Las mujeres de la nobleza usaban una camisa con tres aberturas llamadas huipil, que les cubría el torso. Desde la cintura a los pies se enrollaban una falda de colores. Algunos nobles y sacerdotes llevaban enormes orejeras, narigueras, brazaletes y anillos de jade,cuarzo y oro, y se perforaban la barbilla, bajo el labio inferior.
Entre los accesorios más usados se encontraban sombreros, turbantes, penachos, diademas y gorros.

Desarrollo tecnológico
Cerámica maya
Los Mayas, realizaron cuatro tipos de calendarios. El primero era llamado Tzolkín y era el calendario sagrado que constaba de 260 días. El segundo era el calendario civil, Haab, compuesto por 365 días con 18 meses de 20 días y un mes adicional de 5 días. Tenían un calendario lunar y venusino y otro llamado Calendario de Cuenta Larga, basado en el sistema vigesimal.
Este sistema vigesimal era un sistema numérico basado en dos; de punto y barra (del 1 al 9) y de tipo simbólico (del 0 al 13)

Tzolkín
El arte maya es apreciado por su excelente manufactura. Los tallados y relieves son especialmente finos. Usaron cuchillos de obsidiana, tejían por medio de un telar, el cual consistía en amarrar a un árbol los hilos.
Confeccionaron instrumentos, utilizando caparazones de tortuga y troncos huecos.
Del período Preclásico Mamon se han encontrado restos de alfarería, como utensillos de cocina (por ejemplo, ollas) de color gris, negro, anaranjado o rojo y con muy poca decoración.
En el Preclásico Chicanel, la decoración de la alfarería es elaborada y de gran variedad. 

Arquitectura
Las construcciones arquitectónicas de estos indios se caracterizan por ser todos similares y no solían construir casas privadas. Estos monumentos fueron abandonados antes de la llegada de los españoles y quedaron ignorados en la selva hasta el siglo XIX.
Pirámide
Sus ciudades fueron construidas de una manera orgánica, adaptándose a la topografía de cada ubicación en particular. 
Canchas de juego de pelota
Construyeron grandes plazas rodeadas por edificios gubernamentales y religiosos, templos majestuosos de pirámides, y ocasionalmente canchas de juego de pelota. También se pueden encontrar estructuras de los menos nobles, templos más pequeños, y santuarios individuales. 
Utilizaban piedra caliza de las canteras locales y postes de madera, caña, adobes, paja, etc. para hacer casas comunes.
Algunas de las construcciones más notables fueron plataformas ceremoniales, palacios, pirámides y templos, canchas de juego de pelota, entre otras.

Escritura
Escritura Maya
El sistema de escritura maya era una combinación de símbolos fonéticos e ideogramas. Usaba logogramas complementados por un juego de glifos silábicos. 

Producción literaria
Muchos de los manuscritos mayas fueron destruidos por el tiempo, la humedad o los misioneros españoles, ya que se creía que representaban influencias paganas y nocivas para la evangelización de los mayas.

Los libros de la literatura maya que se conocen, tratan temas religiosos y mitológicos y no son de fácil interpretación. Hacen continua alusión a su historia, su religión y la ciencia de su época, con un gran sentido patriótico y poético.

En algunos se explica el origen del mundo y de los indios mayas, la historia de todos los soberanos y se combinan la religión, la mitología, la historia, las costumbres y las leyendas.
Algunos de los libros más importantes se encuentran: Los Libros de Chilam Balam, El Popol Vuh, El Rabinal Achí y Los Anales de los Cakchiqueles.
Chilam Balam de Chumayel es el nombre que se le da a aquellos libros que relatan la historia de la civilización maya. Están escritos en lengua maya por personajes anónimos, durante los siglos XVII y XVIII en la Península de Yucatán. Tomaron este nombre de la población en donde fueron escritos.
No se conoce con exactitud el significado de las palabras Chilam Balam, debido a la gran cantidad de sinónimos que poseen en la lengua maya.
Una primera acepción indica que Balam es un nombre de familia pero significa “brujo o mago”, y Chilam es el título que se le daba a la clase sacerdotal que interpretaba los libros y la voluntad de los dioses. En este sentido Chilam Balam puede traducirse como “Sacerdote Jaguar”.
En otra versión la palabra Chilam significa “el que es boca”, y Balam es también “jaguar”. Los mayas clásicos tenían un dios jaguar. Chilam Balam se puede traducir como “Boca del Jaguar”.
Son una fuente muy  importante para el conocimiento de la religión, historia, del folklore, medicina, y la astronomía maya.
Se cree que originalmente existieron una cantidad mayor de libros en la colección de Chilam Balam, aunque solamente unos cuantos han llegado hasta nuestros días.
Estos libros fueron escritos por los descendientes mayas, después de la conquista española. En su redacción se nota ya la influencia de la cultura española, sobre todo en materia de  religión. Recogen textos relativos a la historia, medicina, cosmología, astronomía, cronología y textos no clasificados de los mayas.
Relatan acontecimientos de relevancia histórica registrados según a los katunes (períodos de 20 años) del calendario maya. Dejan constancia de las tradiciones religiosas del pueblo original y de su devenir histórico. El Chilam Balam de Chumayel narra un mito originario similar al Popol Vuh, donde los dioses del inframundo dominaban y tenían cautivo al universo. Relata también la destrucción y el renacimiento de los nueve niveles del inframundo y los trece cielos, el robo de la Gran Serpiente, el desmoronamiento del cielo, y el hundimiento de la tierra.
Cada gran poblado escribió su propio libro, por lo tanto, existen el Chilam Balam de varias localidades. Entre los más importantes se encuentran Tizimín, Chumayel, Kaua, Ixil, Tekax, entre otros.
El Códice Pérez es una compilación fragmentaria de varios de los Chilam Balam antes mencionados, junto con otros documentos importantes. Se realizó en el siglo XIX por el filósofo yucateco Juan Pío Pérez, con el propósito de transferir sus estudios sobre la cronología de los mayas en Yucatán.
El Chilam Balam de Chumayel, es el más completo y quizá el más importante de los libros sagrados y proféticos. Hay versiones en varias lenguas, y se destacan las  traducciones realizadas por Antonio Mediz Bolio al español, Peret y Le Clézio al francés, Ralph L. Roys al inglés, entre otras.
Los libros del Chilam Balam es uno de los tesoros más valioso que legaron los mayas.

El Popol Vuh o Popol Wuj es una recopilación de varias leyendas de los quiché, un pueblo de la cultura maya que ocupó partes de Guatemala y de Honduras.

El término Popol significa “reunión, comunidad, casa común, junta” y Vuh significa “libro”, por lo que el nombre se traduciría como "Libro del Consejo" o "Libro de la Comunidad".
Este libro tiene valor e importancia en el plano religioso; se le ha llamado el Libro Sagrado o la Biblia de los mayas quichés.
Es una narración que trata de explicar o contar de alguna manera el origen del mundo, de la civilización y los diversos fenómenos que ocurren en la naturaleza. Fue utilizado para evangelizar a los indígenas.
Según Fray Francisco Ximénez (historiador y fraile dominico español, al que se le atribuye, entre otros, el mérito del descubrimiento de un manuscrito en idioma quiché, el Popol Vuh que tradujo al español), la primera versión escrita del Libro de la Comunidad  fue elaborada en lengua quiché, utilizando caracteres del alfabeto latino, a mediados del siglo XVI. Según él, dicha versión permaneció oculta hasta 1701, cuando los mayas quiché de la comunidad de Santo Tomás Chuilá (actualmente Chichicastenango, Guatemala) le mostraron la recopilación de sus historias y mitología.
No se conoce el nombre del autor de la primera versión pero Fray Francisco Ximénez, al notar la importancia que tenía este documento, decidió traducir el texto al idioma español, asegurando la fidelidad del escrito.
Su versión está estructurada en 2 columnas, en una estaba la versión quiché y en la otra traducida al español. La primera versión fue una traducción demasiado literal y resultó muy confusa y oscura. Luego escribió una segunda versión menos literal que incluyó en su "Historia de la Provincia de Santo Vicente de Chiapa y Guatemala" en 1722.
Los trabajos de Ximénez fueron encontrados por el austriaco Dr. Charles Scherzer en 1854, quien en 1857 la publicó en Viena bajo el título "Las Historias del origen de los indios de esta provincia de Guatemala".
El sacerdote y misionero Charles Étienne Brasseur de Bourbourg sustrajo el escrito original, lo llevó a Europa y lo tradujo al francés. En 1861 publicó un volumen bajo el título de "Popol Vuh, Le livre Sacré et les mythes de l'antiquité Américaine" (que significa “Popol Vuh, el libro sagrado de los mitos y antiguas de América”). Él fue quién le dio el nombre con el que se le conoce actualmente.
Está compuesto de cuatro fragmentos; el primero Creación referida (el Popol Vuh relata la inexistencia del mundo hasta que el creador y formador decidió generar la vida. Su intención era que sus creaciones le pudieran hablar y agradecer por la vida. Primero creó la Tierra, después los animales y finalmente, los hombres. Éstos fueron inicialmente hechos de barro, pero como el intento fracasó, el gran creador y formador decidió extraerlos de la madera. Una vez constituidas otras tantas familias, temeroso de que a sus criaturas pudiera tentarlas la idea de suplantarlo en sabiduría, disminuyó la vista e inteligencia de los ocho), el segundo Historias de Hunahpú e Ixbalanqué (relata las hazañas de los dioses gemelos: Hunahpú e Ixbalanqué, que descendieron a Xibalbá (el inframundo) y vencieron a los Ajawab (“señores del infierno”), y se convirtieron en el Sol y la Luna), el tercero Creación de los hombres de maíz y descripción de comunidades (relata la creación de los primeros cuatro hombres reales: Balam-Quitzé, Balam-Acab, Mahucutah y Iquí-Balam y luego de las primeras cuatro mujeres. Es una historia detallada referida al origen de los pueblos indígenas de Guatemala, sus emigraciones, su distribución en el territorio, sus guerras y el predominio de la raza quiché sobre las otras hasta poco antes de la conquista española. Describe también la historia de los Reyes y la historia de conquistas de otros pueblos) y el cuarto Listado de generaciones (se relata la genealogía de las tribus).
El origen de este libro ha sido muy cuestionado, debido a los errores de traducción de Ximénez. Actualmente la primera traducción de Ximénez al castellano y su "Manuscrito de Chichicastenango" se encuentran en la Biblioteca Newberry, en Chicago, Estados Unidos. 

El Rabinal Achí es una obra literaria que representa la cultura maya prehispánica. Su nombre original es Xajooj Tun, que significa “Danza del tambor”. Es una combinación de diversas expresiones artísticas; musicales, coreográficas, teatrales y dialógicas.

Consiste en un drama dinástico de los Maya Kek’, que data del siglo XV. En él se mezclan mitos del origen del pueblo Q'eqchi' y las relaciones político-sociales del pueblo de Rabinal, Baja Verapaz (Guatemala), que son expresados por medio de máscaras, danza, teatro y música.
Este drama permaneció secreto desde 1625 hasta 1856, cuando el sacerdote francés Charles Étienne Brasseur de Bourbourg lo tradujo.
La tradición oral y escrita es representada por un grupo de personajes, quienes aparecen en un escenario que representa aldeas mayas, particularmente Kajyub’ (la capital regional de los Rabinaleb’ en el siglo XIV).
La narrativa se divide en cuatro actos y trata el conflicto entre dos entidades políticas importantes en la región, los Rabinaleb’ y los K’iche’. Los personajes principales son dos príncipes; el Rabinal Achí y el K’iche Achí. Otros personajes son el Rey de Rabinaleb’, Job’Toj, y sus sirvientes Achij Mun e Ixoq Mun, quienes representan al hombre y la mujer. La madre con plumas verdes es Uchuch Q’uq’, y las trece águilas y  jaguares representan a los guerreros de la fortaleza de Kajyub’. Hay una ausencia de narrador externo y el diálogo se da entre los personajes.
El K’iche’ Achí es capturado y llevado a juicio por haber intentado secuestrar a niños de Rabinaleb’, un delito muy grave en la ley maya.
El K'iche' Achi, con sus tropas, destruyó cuatro poblaciones Rabinaleb' y obligó a sus habitantes a pagarle tributos. Después de batallar días enteros, el Rey K'iche' es capturado y llevado al palacio de Job'Toj, para ser juzgado. Es condenado a morir.
El cautivo pide doscientos sesenta días para despedirse de su pueblo y ver sus tierras por última vez. Antes de su ejecución, se le concede bailar al ritmo del Tun (o tambor) con la princesa de Rabinal y disfrutar de bebidas reales.
Quinientos años después, los Rabinaleb' aún creen que los espíritus de los guerreros muertos en esa batalla, que habitan en los montes circundantes, están presentes también en la danza.
Desde la colonización, en el siglo XVI, el Rabinal Achí ha sido representado durante la fiesta de Rabinal el 25 de enero el día de San Pablo. El festival es coordinado por los miembros de las cofradías, hermandades locales responsables de dirigir a la comunidad. Al tomar parte de la obra, los vivos entran en contacto con los muertos, los antepasados que se representan con máscaras.
Para los Achís del Rabinal moderno, el recordar a sus ancestros no es sólo el perpetuar la herencia ancestral. Es también una visión al futuro, el día en que ellos se reunirán con sus antepasados.
El Rabinal Achí es el único drama completo que se ha salvado desde la conquista hispánica de América, su contenido parece ser el único que no desapareció por la cultura cristiana y además se conservó e impuso sus formas eternas. Su valor excepcional se ve reflejado en el prolongado período que ha sobrevivido ininterrumpidamente.
Fue declarada Obra Maestra de la tradición Oral e Intangible de la Humanidad, en 2005 por la Unesco, siendo inscrita en 2008 en la Lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Los Anales de los Cakchiqueles, también conocidos como Anales de los Xahil, Memorial de Tecpán-Atitlán o Memorial de Sololá, es un documento escrito en el idioma kaqchikel por miembros del linaje Xahil (entre ellos Francisco Hernández Arana Xajilá y su nieto, Francisco Rojas, quien continuó su escritura). Es una conjunción de datos históricos, mitológicos y religiosos.

El documento fue escrito e inicialmente guardado en la ciudad de Sololá, cerca del lago de Atitlán, hasta que fue encontrado en el convento San Francisco de Guatemala en 1844, y traducido por el abad Charles Étienne Brasseur de Bourbourg en 1855 (el mismo traductor de Rabinal Achí).
El manuscrito relata la historia y mitología del pueblo kaqchikel, que había sido conservada por vía oral durante siglos y finalmente recogida y preservada por los miembros del linaje Xahil.
Narra sobre los logros y las conquistas de los Reyes kaqchikeles y sus guerreros, la fundación de aldeas, y la sucesión de gobernantes hasta la época de la conquista española.
Al igual que el Popol Vuh, los anales identifican a Tulán, como el lugar originario de los kaqchikeles. Pero difieren en que otras fuentes históricas mencionan que los ancestros kaqchikeles llegaron a Tulán "por mar" donde el sol desciende, es decir, el oeste.
Se refieren también a las rebeliones internas de los K'iche', que finalmente forzaron al Rey K'iq'ab el Grande a ordernar a los kaqchikeles que abandonaran Chaviar (actual Chichicastenango). Además relata sobre la migración hacia las montañas Razamut donde fundaron Iximché, la capital kaqchikel hasta la llegada de los conquistadores españoles.
Son de alto contenido poético e histórico, resultan invaluables para conocer los orígenes de los pueblos mayas, en particular del pueblo cakchiquel, que  con el paso del tiempo, conformarían a uno de los imperios más grandes e importantes de Mesoamérica, cuna de una de las culturas más refinadas y una de las civilizaciones más poderosas de nuestro continente.

Incas

Zona geográfica donde habitaban
Ubicación de los Incas
Los Incas eran grandes conquistadoras y su Imperio estaba ubicado en una gran parte de América del Sur: los actuales territorios de Perú, Ecuador, Oeste de Bolivia, Norte de Argentina, Norte de Chile y Sur de Colombia.
Dividieron su territorio en cuatro regiones desde la capital, Cuzco, para poder administrarlo mejor. Las cuatro regiones eran: Chinchasuyu, Antisuyu, Contisuyu y Collasuyu. 
A su vez, estas zonas se dividían en provincias y ciudades, compuestas por ayllus.

Vestimenta
Vestimenta de los hombres
La forma de vestir de estos indios reflejaba la clase social a la que pertenecían.
Los miembros de la realeza y de la nobleza vestían ropas lujosas, de buen material, con adornos delicados, de colores vivos con oro y piedras preciosas. Sus mantos poseían dibujos bordados.
Los incas fabricaban sus telas a partir de la lana. Los miembros del Ay llu llevaban telas de lana de alpaca, mientras que los nobles las llevaban de lana sedosa de vicuña.
Vestimenta de mujer noble

La vestimenta usada por los hombres consistía en una camisa de lana llamada yacolla, cuyo borde inferior les llegaba a la altura de las rodillas. Sobre esta camisa se colocaban un manto, el cual se sujetaba al hombro con alfileres. Llevaban una pequeña bolsa bajo el manto, colgada del hombro, donde guardaban hojas de coca para masticar y amuletos.
Las mujeres llevaban vestidos largos hasta los pies. Las del pueblo llevaban túnicas, la cual llegaban a la mitad de la pierna. Usaban el cabello suelto y largo, muchas veces ceñido con una cinta de lana de colores. Sus calzados consistían en sandalias de cuero de llama, de lana o de fibras vegetales, como el áloe. 
Algunos llevaban gorros de punta, de lana o algodón, otros su cabeza con un turbante, de diversos colores, llamado llautu
Usaban aros muy pesados que les estiraban las orejas. Los jefes militares llevaban plumas en sus cabezas.

Desarrollo tecnológico
Uno de los grandes aportes tecnológicos de los incas fue en el manejo del agua. Hacían canales de tierra que no se destruían con el agua. 
Aunque su astronomía fue imperfecta, elaboraron un calendario de doce meses lunares, con días complementarios. 
Calendario Inca

Su invento de mayor ingenio es el quipu, constituido por un cordón central, del cual salían numerosos cordones laterales. En estos últimos había una serie de nudos. Este instrumento era utilizado para memorizar cifras importantes. Los diversos trenzados y colores de los cordones indicaban distintos tipos de objetos (por ejemplo, clases de armas en un arsenal) y los nudos señalaban las cantidades de cada clase. 
Quipu
Poseían, también, grandes conocimientos de ingeniería. Esto se demuestra en el empleo de grandes piedras utilizadas en sus construcciones, las cuales eran colocadas unas junto a las otras encajando perfectamente.

Arquitectura
Piedras perfectamente alineadas
Como ya se mencionó, los Incas desarrollaron avanzadas técnicas de ingeniería y de trabajo fino de la piedra. La arquitectura desarrollada se caracteriza principalmente por la sencillez de sus formas, su solidez, su simetría y por buscar que sus construcciones armonicen el paisaje. También se usaban ladrillos de adobe y paja en las regiones costeras.
Fortaleza de Sacsayhuamán
El plano de sus ciudades estaba basado en un sistema compuesto de avenidas principales, las cuales estaban atravesadas por calles más pequeñas que se encontraban en una plaza abierta rodeada de edificios municipales y templos. 

Para la construcción de grandes monumentos (tales como la fortaleza de Sacsayhuamán, cerca de Cuzco), los materiales fueron ensamblados entre sí con una extraordinaria precisión. 
Machu Pichu
Pero sin duda, la mayor construcción de los Incas fue el Machu Pichu; uno de los más inquietantes enigmas de nuestro pasado. Esta está ubicada en la cima de un cerro cubierto de vegetación y de difícil acceso.
Su estudio ha demostrado que se está dividido en varios sectores (urbano, el agrícola, el religioso, etc.), cada uno con características arquitectónicas muy elaboradas.

Forma de escritura
Los incas se expresaban en lengua quechua. Sin embargo, no tenían por costumbre  poner por escrito sus leyendas y tradiciones.
La única forma de escritura que se les conoce es la de los quipus, muy útiles para recordar acontecimientos y para mantener los registros y la contabilidad del estado, pero no eran desde luego idóneos para escribir literatura.
Era posible lograr con ellos más de ocho millones de combinaciones gracias a la diversidad de colores de cuerdas, distancia entre cuerdas, posiciones y distintos tipos de nudos.
También solían representar objetos por medio de imágenes.

Producción literaria
La literatura de los incas  se componía exclusivamente de testimonios orales y anónimos. Tenían un carácter agrario, animista y panteísta (creencia basada en que el Universo, Dios y la naturaleza son equivalentes). Algunos de los géneros que desarrollaron, en lengua quechua, fueron el épico, el dramático y el lírico. Realizaron leyendas, mitos, fábulas y relatos. Tenían como temas las plantas, las flores y los animales, debido a sus actividades agrícolas.
Algunos ejemplos de sus producciones fueron el haylli, los cuales eran cantos épicos de triunfo. Era una expresión alegre, entusiasta que precedía el festejo de algún acontecimiento ya sea de exaltación religiosa, guerrera (que loaban el triunfo del hombre sobre la tierra y eran dedicados al dios Sol y a sus reyes como conductores de la guerra), o de cosecha (en la cual festejaban cuando la tierra daba sus frutos).
En este ejemplo de haylli guerrero, podemos ver cómo se demuestra el sentimiento de alegría, los festejos por ser vencedores y el rechazo a la derrota:

¡Oh Sol Padre mío, que dexiste aya cuzco y
tambos; sean vencedores y despojados estos
tus hijos de todas las gentes, adorote para
que sean dichosos si somos esos Incas tus
hijos, y no seamos vencidos ni despojados sino
siempre sean vencedores, pues para esto los
hiciste!

Otros fueron los harawi, que, por el contrario, eran canciones de amor y de ausencia. Expresan un sentimiento en particular; la alegría y el dolor, la gracia y la caricatura.
Este es un ejemplo de un harawi que expresa sentimientos de amor, soledad y tristeza:


Acuérdate, paloma, que juntos anduvimos;
no olvides que vivimos por el amor unidos.
Ahora me voy quedando solo, a sufrir;
tengo atadas las alas y no puedo volar
Amigos míos, venid a donde estoy, venid y desatadme las ligaduras.
Si no lográis salvarme, tened me compasión y aquí a mi lado llorad conmigo.

El wawaki era entonado en las fiestas de la luna por coros juveniles. Era una canción de tipo dialogada y los temas mas frecuentemente desarrollados en estos cantos se refieran al amor entre jóvenes, conquistas y galanterías.
El yaraví era poesía lírica de tema amatorio. Las canciones más conocidas de este estilo son "El cóndor pasa", “La Despedida”, entre otras.
El hahuay eran poemas de naturaleza triste y melancólico, y el huaino, estaba relacionado con el amor erótico. El aymoray era una poesía de inspiración rural y agrícola.
Dentro del género dramático encontramos la Leyenda de Ollantay, drama escrito originalmente en quechua clásico. Esta leyenda trata sobre el general de los ejércitos incas, Ollantay, quien es un guerrero de origen plebeyo que por sus excelentes servicios ha sido elevado a la nobleza de privilegio y al que le han concedido numerosos premios. Pero se enamora de Cusi Coyllur, hija predilecta del Inca Pachacútec, su amor prohibido, pues de acuerdo a las leyes de Imperio, nadie, salvo otro de linaje inca, puede casarse con una princesa.
No obstante, Ollantay, enceguecido por el amor, se une a Cusi Coyllur, secreto que comparte la reina madre Ccoya o Anahuarqui.
Pese a los augurios en contra que le da el Huillac Uma o sumo sacerdote, Ollantay decide pedir al Inca que apruebe formalmente su unión con Cusi Coyllur.
Pachacútec le recuerda a Ollantay su origen humilde, luego, enfurecido, lo expulsa de su presencia. Cusi Coyllur es encerrada en un calabozo de Acllahuasi o “Casa de las Vírgenes”, donde deberá remendar su falta; allí dará a luz una niña, fruto de su amor con Ollantay, a la cual llamará Ima Súmac.
Ollantay, al enterarse que Cusi Coyllur ya no está en el palacio de la reina madre, cree que ha sido asesinada y decide abandonar el Cuzco, junto con Piqui Chaqui, su confidente y servidor, no sin antes amenazar con volver y destruir la ciudad imperial. Se instala en la ciudad que lleva su nombre, Ollantaytambo, donde se atrinchera y se hace independiente, dispuesto a resistir con las armas a las huestes del Inca.
El Inca ordena a su general Rumi Ñahui que reúna fuerzas y marche a combatir a Ollantay.
Por su parte, Ollantay envía a su general Orco Huarancca quien tiende a Rumi Ñahui una emboscada en un desfiladero, derrotándolo. Diez años después el Inca Pachacútec muere sin haber conseguido su deseo de derrotar a Ollantay; le sucede su hijo Túpac Yupanqui.
Mientras tanto, en el Acllahuasi, Cusi Coyllur tiene a su favor a una de las acllas o vírgenes del Sol, Pitu Salla, pero como fiera oponente a la dura Mama Caca, la gobernanta del Acllahuasi.
No obstante haber pasado diez años de prisión, Cusi Coyllur aun conserva alguna esperanza de salir de ella. Su hija, Ima Súmac, ha sido criada por Pitu Salla como una escogida más, pero sin enterársela nada de sus padres; la niña descubrirá por casualidad a su madre, proponiéndose desde entonces ir donde el nuevo Inca a fin de pedir clemencia para ella.
Túpac Yupanqui se propone derrotar y capturar a Ollantay, para lo cual envía a Rumi Ñahui, quien le promete rehabilitarse de su anterior derrota. Esta vez Rumi Ñahui decide emplear la astucia: se presenta ante Ollantay cubierto de heridas y pretende que así lo ha tratado el nuevo Inca; de esa manera se gana su confianza y aprovechando una fiesta nocturna, abre las puertas de Ollantaytambo para dar acceso a sus tropas, las cuales, sin ninguna resistencia, logran capturar a Ollantay, a Orco Huarancca y a otros oficiales, que son llevados al Cuzco, ante la presencia de Túpac Yupanqui.
Éste pregunta a sus consejeros qué debería hacer con los rebeldes. El Huillac Uma, que siempre hace de pacificador, pide clemencia; más Rumi Ñahui pide la muerte de ellos. Túpac Yupanqui aprueba la pena capital; pero a último momento no solamente perdona a los rebeldes, sino que les confiere puestos todavía más altos. Ollantay es nombrado general mayor y lugarteniente del Inca en caso de ausencia de éste por asuntos bélicos. Orco Huarancca es nombrado jefe del Antisuyo.
Pero Ollantay tendrá otra dicha más por recibir: su reencuentro con su amada Cusi Coyllur.
Ello ocurre en efecto, gracias a la casualidad: Ima Súmac, desde su niñez valiente, ingresa al palacio imperial y se arrodilla ante la presencia del Inca, pidiéndole piedad para su madre, encadenada en lo más recóndito del Acllahuasi. Aunque por el momento no sabe de quién se trata, el Inca se interesa por el asunto y junto con Ollantay se dirige al Acllahuasi, donde encuentran a la mujer prisionera, que más que persona les parece un espectro cubierto solo por su larga cabellera. Finalmente el Inca reconoce en ella a su hermana de cuyos labios oye su penosa historia.
Entonces Túpac Yupanqui, magnánimo, la libera y allí mismo la desposa con Ollantay, terminando así, con final feliz, el drama inca.
La primera versión en castellano apareció en Lima, en 1868, publicada por José Sebastián Barranca y subtitulada a Los rigores de un padre y la generosidad de un Rey; desde entonces han aparecido distintas versiones en diversos idiomas. El Ollantay está escrito en verso y dividido en tres actos. Hay tolerancia en la medida y libertad en la rima. El verso predominante es el octosílabo que se alterna con el endecasílabo. En cuanto a la rima, prevalece la asonantada; sin embargo, hay muchos versos blancos.
Muy poca parte de este patrimonio cultural se ha conservado. Algunas muestras de poesía religiosa, narraciones y leyendas quechuas han llegado a nosotros gracias a que fueron transcritas por cronistas como Cristóbal de Molina, autor de Fábulas y ritos de los Incas (escrito por mandato del Obispo Sebastián Lartaún), Santa Cruz Pachacuti, que escribió la Relación de antigüedades deste reyno del Pirú (que recopila todas las obras producidas durante el proceso de descubrimiento y conquista de Perú, que comienza en 1532. Es un documento de excepcional valor etnológico, lingüístico e histórico. Sus 43 folios revelan la temprana existencia de una realidad indígena hispanizada capaz de crear un texto singular, fruto del aprovechamiento y reelaboración de diferentes tradiciones discursivas. Hay un discurso propio, en defensa de su identidad, de gran contenido ideológico. Todo ello dispuesto y distribuido en forma de narración y epílogo) y el inca Garcilaso de la Vega quien fue el autor de Los Comentarios Reales (obra publicada en 1609 que consta de dos partes. En esta obra, el autor pone de manifiesto su interpretación del Imperio Incaico como modelo de sociedad y gobierno paradisíaco, describe las costumbres incaicas, sus religiones, su sistema de gobierno, sus vidas, sus guerras, etc.), entre otros.
Habían dos tipos de intérpretes de la literatura de esta cultura; los amautas, quienes difundían la literatura oficial o cortesana que se expresó en el ámbito de la corte imperial. Estos eran considerados sabios o maestros y tenían la misión de mantener la tradición imperial componiendo himnos religiosos, cantos guerreros, dramas y máximas morales. Y los haravicus, que eran los intérpretes o encargados de transmitir la literatura popular, la cual estaba ligada a los sentimientos del pueblo, con sus tristezas y sentimientos propios cuando eran trasladados de un lugar a otro, con la  alegría y euforia cuando se trataba de alguna tarea agrícola, o con la dulzura y ternura en la expresión amorosa.